Hoy un post menos de mis cosas y
más de cutreanálisis de la realidad de aquí. Será poco interesante, pero es
algo que va a afectar directamente a mi trabajo y por eso me parece
interesante. Además, esta mi plataforma, me permite jugar a ser sociólogo que
no sirve para mucho pero me pasé seis años de carrera para tener el papel y ya
que tengo papel, me lo fumo.
Advierto, que es un ladrillo
desgastascrolls pero quien llegue al final tendrá su recompensa.
Vaya por delante que estas son
mis impresiones y mis opiniones que no quiero que ninguno de mis amigos/as
colombianos se enfaden conmigo.
Ayer, mientras ayer había
elecciones europeas allá, aquí, en
Colombia, se desarrolló la primera vuelta de las elecciones Presidenciales.
Colombia tiene un sistema
electoral diferente al español más parecido al francés para la elección de
Primer Ministro. Dejando de lado el complejo sistema que tienen para poder
tener una lista válida. Es un sistema de primera y segunda vuelta (Ballotagge).
En la primera vuelta en el que se
presentan todos los candidatos y si nadie alcanza el 50% de los votos, las dos
opciones más votadas pasan a pelear en la segunda vuelta en solitario. Es
decir, esto no ha hecho más que empezar.
Más allá de las consideraciones
acerca de la idoneidad de un sistema de elección u otro, lo verdaderamente
importante es ver qué ha sucedido realmente, qué candidatos se han presentado y
quiénes pugnarán por ser Presidente los próximos 4 años.
A nadie se le escapa que Colombia
es un país muy particular tiene una situación geostratégica muy importante en
el continente siendo frontera con Panamá y su valioso canal y siendo frontera
con el demonio Venezolano y con otros países donde la nueva izquierda
sudamericana va haciéndose hueco. Por esto y más cosas Colombia ha sido siempre
un país mimado, financiado y desestructurado, a la vez, por los EEUU.
El único país del mundo en guerra
desde hace más de 50 años donde se estima que han muertos más de 220.000
persona y más de 3,7 millones son desplazados internos por causa de la guerra,
donde han convivido tres guerrillas y dos siguen en activo y donde el pie de
fuerza militar y el presupuesto en "Defensa" no para de crecer (casi
un 4% del PIB nacional cada año desde el año 2000 según el Banco Mundial),
donde el fenómeno del paramilitarismo es cotidiano y está tan metido en la vida
que hay un fenómeno llamado "Parapolítica" por el que están más de la
mitad de congresistas y senadores de los últimos años imputados.
Ese gasto militar es atroz
teniendo en cuenta que Colombia es un país con más de un tercio de sus habitantes por debajo del
umbral de pobreza, con infraestructuras reguleras, con un sistema sanitario de
pago, sin grandes coberturas sociales, etc.
Imaginaos que un 1% de ese 4% se
emplease en estos temas..., solo un 1%. Porque la economía de Colombia, en
cifras macroeconómicas, crece y crece. Hasta un 4,3% en 2013 sumados a
crecimientos anuales anteriores cercanos al 8%. Un país donde existe un abismo
entre las grandes ciudades y sus habitantes y las zonas rurales y los suyos. Un
país donde el fenómeno del Narco es transversal y sirve para financiar a las
FARC, a los Paramilitares y a partidos políticos.
Un país donde parece que, por
fin, un Proceso de Paz puede cuajar pero que no genera interés entre los
colombianos hastiados por esta situación eterna y porque no se creen a unos y
otros aunque, objetivamente, nunca se había avanzado tanto y tan firmemente en
acuerdos reales.
El Proceso de Paz requeriría un post propio porque, en
realidad, firmar el acuerdo es lo de menos lo serio es la gestión del
postconflicto: Víctimas, memoria, entrega de armas, desregularización de
guerrilas, desmovilización de militares, desactivación de los paramilitares,
reforma agraria y darle una salida de vida a tanta gente que ha tenido como
trabajo la guerra.
El caso es que en Colombia las
opciones de izquierda son débiles. Puede llamar la atención esto porque con
tres guerrillas de corte socialista, una situación de pobreza alta y
violaciones de DDHH constantes y cotidianos tanto por parte de la Fuerza
Pública como de todo tipo de actores armados irregulares, podría parecer que
hay una fuerza social importante de izquierdas.
Pero no. Bueno, en realidad sí la
hay pero no la hay. Y trataré de explicarlo.
De todos los contendientes a la
presidencia en primera ronda ninguno era claramente un candidato de izquierdas
con cierto peso, excepto la candidata del Polo Democrático-UP. Lo más cercano a ella era Peñalosa, exalcalde de Bogotá, con
un programa de centroizquierda. Más de centro que de izquierda, pero bueno...
El resto ha sido un juego entre derecha, muy derecha y más derecha. Si creemos
que el PP, en España, es de derechas aquí serían tildados de simpatizantes con
la guerrila. Poca broma.
En esta situación tenemos en la
fase final al actual presidente Santos y a Zuloaga, que tiene apellido vasco
pero seguro que no tiene RH- ni le gusta el talo con txistorra. En ambos casos,
la sombra de Alvaro Uribe, expresidente en una de las épocas más oscuras de
este país, es alargada.
La historia reciente de Colombia
no se entiende sin Uribe y su mano. Más allá de valoraciones personales, Uribe
y el uribismo son una forma de hacer política de enfrentamiento. Guerra a base
de más guerra, parapolítica y mano dura, escuchas ilegales, todo tipo de
escándalos económicos, connivencia con empresas transnacionales pero da igual.
Ese mensaje frentista de no negociar con terrorista y derrota armada como
posibilidad cala entre el electorado más urbano.
De hecho, todo el mundo sabe que
Zuloaga es su títere y quien gobernará será Uribe.
En campaña sus argumentos se han
centrado en un no a las negociaciones con las FARC en La Habana. ¿Por qué? Está
muy claro pero vamos a ver cómo se desarrollan los acontecimientos...
Al otro lado, el actual
Presidente Santos. Que para hacernos una idea fue Ministro de Interior de Uribe
en los momentos más duros de Colombia. Es decir, viene de la misma raíz aunque
ahora vayan de archienemigos pero su bandera es que con él, cuatro años más,
habrá un final de la violencia y una cuerdo de Paz con las FARC.
¿Y la izquierda? La izquierda en
Colombia está estigmatizada. Hay un automatismo que dice que si eres de
izquierdas apoyas la guerrila. Fin. Y, en este argumento, no les faltan
ejemplos a la maquinaria de derechas que copan todos los medios. De hecho, la
familia de Santos es propiestaria de uno de los mayores holdings de
comunicación del país. Meras coincidencias...
A lo que iba. El alcalde de
Bogotá, Gustavo Petro, de izquierdas es un exmovilizado del M19. ¿Queda claro,
no? Político de izquierdas y guerrilla. Y dale candela todo el día. De hecho se
lo están intentando cargar (del puesto) por todos los medios.
Poca gente fuera de Colombia
conoce lo que pasó en los años 80 con un intento de transitar de la guerra a la
política por parte de una fracción muy relevante de la izquierda mediante la
creación del partido Unión Patriótica (desafortunado nombre que usó Primo de
Rivera en sus tiempos).
Movimientos de izquierdas, parte
de la guerrilla, Partido Comunista, etc. plantearon hacer política y salir de
la guerra. Su resultado fue que dos candidatos presidenciales, los abogados Jaime Pardo Leal y Bernardo Jaramillo Ossa, 8 congresistas, 13 diputados, 70 concejales, 11 alcaldes y
alrededor de 5.000 de sus militantes fueron sometidos a exterminio físico y
sistemático por grupos paramilitares, miembros de las
fuerzas de seguridad del estado (ejército, policía secreta, inteligencia y
policía regular) y narcotraficantes.
Exterminio pensado, diseñado y ejecutado...
Y esto pesa y sigue pesando porque si eres de
izquierdas, de un movimiento social o Defensor de Derechos Humanos en Colombia,
te la juegas. Te la sigues jugando.
Además, las propuestas de izquierda tienen arraigo en
zonas rurales donde hay mucha menos población y las campañas se centran en los
grandes núcleos urbanos y votar en zona rural es complejo porque hay que
desplazarse horas, habrá retenes militares, etc. Se desactivan, de facto, las
zonas rurales para votar.
Así las cosas, ahora sólo queda decidir entre derecha y
más derecha. Santos enarbola la bandera del proceso de Paz y Zuloaga enarbola
seguir la guerra y eliminar al enemigo. Y las opciones de izquierda deben decir
a sus electores que voten por Santos y eso no deja de ser siniestro. Pero es lo
que hay.
Así veo yo este precioso país con gente encantadora. Al
fin y al cabo entiendo a todas las partes, de un modo u otro, los colombianos,
como todos, quieren vivir tranquilos y con seguridad aunque esos objetivos
puedan ser obtenidos de modos antagónicos.
Si gana Zuloaga, mi trabajo se volverá más áspero y es
posible que termine en España antes de lo previsto. Al tiempo.