viernes, 9 de enero de 2015

Volver a CASA

Siempre me ha gustado ir a sitios. Y de niño no tanto porque siempre me mareaba en los desplazamientos en coche y autobús. Nadie sabe las veces que hice parar a mi padre su Renault 12 Familiar granate para que yo vomitase.

Ir y volver para volver a marcharte sabiendo que siempre puedes volver y por el camino de ir y volver te quedas, pero sabiendo que siempre puedes volver. Y la clave de irse es volver. Saber que puedes volver, porque volver significa que hay algo ahí que te espera. Porque volver, para mi a hora es volver a a casa. Para mi esa es la definición del sentimiento de "casa". 

Casa no es un sitio de paredes, suelos, ventanas y demás cacharrerías. Casa es ahí donde siempre puedes volver y vas a tener un hueco y más que un espacio físico, vas a tener un hueco emocional y un soporte para los sentimientos, Casa es que se lancen tus sobrinos al cuello, casa es reírte con tu madre mientras te miras a los ojos con amor infinito aunque no le vas a decir cuánto la quieres, casa es ese abrazo de los de apretar con un amigo, casa es la risa tonta sobre las mismas bromas de hace 20 años con tu cuadrilla, casa es la jarra de cerveza (obligada) con tus compañeros de equipo tras entrenar, casa es salir por Pamplona a pasear y saludar a doce personas en una hora. Esa es mi CASA.

Lo bueno de eso es que esa casa siempre la voy a tener ahí aunque me vaya y por el camino me quede en otras ubicaciones geográficas. Lo bueno y lo malo de ir y quedarte es que se generan nuevas pequeñas "casas" emocionales. Nada que ver con la "CASA" que conecta directamente con tus raíces y con tu sentimiento de pertenencia y que da sentida a qué, quién y cómo eres. Esa CASA está revestida de tu identidad más primitiva más auténtica es la única razón por lo que dejaría todo, robaría y hasta mataría (no es broma).

Pero las nuevas casas más pequeñitas están ahí recordándote que dejaste pedacitos de ti en ellas y que también quieren sus cuidados y uno, en realidad, también quiere volver a esas casas. Esto me acaba de pasar al volver a Boston estas navidades tras más de dos años y medio tras mi marcha de allá. Boston, como ciudad, siempre será especial para mi pero lo será en tanto en cuanto siga teniendo personas que me interesan allá porque son esas personas las que me hacen ir.

Pero es curioso porque mientras estaba disfrutando en Boston, echaba de menos Colombia y mucho más las navidades en CASA y es que creo que tengo un claro riesgo de disgregación emocional por ubicación y, sobre todo, por desubicacion.

Pero es que, como ya he comentado en otros posts, me he dado cuenta (por fin) que carburo mejor en funcionaniento, en movimiento. Si me paro pierdo el equilibrio pero si me muevo, si voy y vuelvo pero por el camino me quedo soy mejor y soy más feliz aunque tenga sensación de desubicación a veces. Y es que mi área de confort consiste en estar tensionándola y buscar la desubicación porque en cuanto me ubico me paro y pierdo el equilibrio.

Así que no me ha quedado más remedio que seguir moviéndome sabiendo que siempre voy a tener esa CASA a la que voy a volver pero me voy a tener que marchar porque es lo mejor para mi. Y este es mi blog, así que es para mi y me ego.

¿Qué cómo estoy por Colombia? 

Tal que así. Muy bien. Superbien. Cojonudamente. Por eso ya he planteado el quedarme más tiempo del previsto inicialmente y ya no me voy a volver en mayo me volveré para julio. Este año sanfermines en casa, pero no antes. 

Toca renovar visa en marzo por un año, estar hasta junio por acá, volver a CASA y, si todo va bien, vuelta a Colombia por otra temporada. Así están las cosas mientras miro de reojo otras, claro está...

Me han "ofrecido" nuevas responsabilidades y a mi eso me pone y con ganas las tomo. Me va a tocar salir menos a región y hacer más trabajo de gestión pero a mi siempre me gustó mezclar cosas diferentes porque sino me aburro y si yo me aburro es que estoy parado y si me paro... 

Mientras escribo escucho: The London Quireboys. Take me home