I am a patient boy
I wait, I wait, I wait
My time is water down a drain
Esperar es algo que nunca se me
ha dado bien, supongo que porque soy más de hacer cosas y de tomar decisiones,
aunque me equivoque, que de ver venir las cosas. Tampoco es que sea
especialmente impaciente pero no me gusta no poder hacer cosas. Y se suele
decir que el que espera, desespera pero yo tengo un mecanismo que cuando ha
pasado un tiempo, no medible ni concreto, de espera me desconecto del tema,
persona, situación o asunto.
El caso es que llevo unos días
sólo en la casa haciendo trabajo de oficina porque tengo a mis compañeros de
acompañamiento y seguiré así, de espera, hasta el martes por la noche o el
miércoles por la mañana. Somos tres y tres son multitud, de siempre se ha
sabido, aunque hay tríos fantásticos y tridentes demoledores. Sea como fuere,
en este caso, no se me ha activado ese mecanismo, se me ha activado otro que no
sabía que lo tenía que es de la preocupación por cusas ajenas.
Viene a ser como la vergüenza
ajena pero en plan madre, sospecho...
Que ando pendiente de mis
compañeros y me preocupo por ellos aunque, en realidad, creo que es porque me
aburro un poco mientras espero mi momento y me da tiempo para pensar en las
cosas de la vida y seguir esperando y no me gusta esperar porque es un modo de
ver pasar la vida y yo la prefiero pasar pasándola aunque no lo vea.
En el fondo no me preocupan mis
compañeros porque saben hacer las cosas muy bien pero como tengo tiempo y,
espero, lleno ese tiempo con cosas que cuando no espero, porque estoy a lo que
estoy, no suelo hacer como preocuparme por cosas que no debería. Y todo esto
sin esperar nada a cambio. Bueno sí, dejar de esperar...
Y tampoco voy a esperar más a
otros flecos vitales que tengo por ahí, estos días me han venido bien para
zurcirlos que no quiero que se me deshilache la vida mucho más esperando no sé a
qué. The time is over.
Mientras escribo suena: Fugazi. Wating room