Silenciosa, así es la mayoría de
las muy pocas personas que leen este blog mío que está escrito a caballo entre
las tripas, la contención y mis pajas mentales. Lo que comenzó siendo un
ejercicio de pura vagancia y comodidad resulta que gusta... La gente rara sois
realmente rara.
Y lo sé porque me lo dicen y me
preguntan por nuevas entregas y, joder, si algo no soy yo es metódico y
disciplinado. Escribo cuando me sale y como me sale y hay muchas veces que no
sale porque no hay y donde no hay, no sale.
Porque igual alguien se piensa
que yo soy muy de contar pero, que va, tiendo al hermetismo personal hasta que
luego tiendo a lo contrario cuando quiero. Pero resulta que muchas personas que
aprecio y me aprecian (creo, eso nunca se sabe del todo) me decían cuando me
iba a venir por aquí eso de: "ya me irás contando" y yo me veía en
una espiral de ir contando cuando yo no soy muy de contar y menos aún así en
entregas personalizadas.
De hecho, ya no voy a publicar
más en el facebook que hay nuevas entregas porque ya se me sale de lo íntimo a
lo semimasivo. Y aunque me gusta el mogollón, no me gusta en las cosas mías y
personales.
Así que pensé que este medio
podría ser el mejor para poner mis tontunas y, mire usted, el que quiera que
lea y el que no pues se libra de sufrir porque es que no soy muy de contar
porque para contar tiene que salir y hay veces que no sale porque lo que uno
contaría no se debe contar o no le interesa a todo el mundo. En realidad no lo
pensé yo, mis compañeros del programa de Radio "Subidos a la nube"
como que me obligaron y a mi si me obligan soy muy de obedecer aunque no sea
muy de contar.
Tampoco ha pasado nada especial,
más bien estoy teniendo un giro (uno más) en la forma de percibir esto y
aquello. Ahora he entrado en fase de post, estoy pensando, mirando, dando
vueltas, revueltas a qué hacer, dónde ir y porqué cuando termine aquí. Que me
queda medio año pero uno, aunque no sea muy de contar, sí que es prudente en
según qué circunstancias y comienza a intentar manejar lo poquito que uno puede
manejar de su propio destino. Porque aunque nos digan que uno maneja su destino
eso es mentira y querer no es poder, querer es querer y poder es poder y si no
serían sinónimos y no los son.
Y yo hago lo que puedo o lo que
me dejan y no lo que quiero.
Y como no soy de contar no pienso
contar el abanico de cosas que ando tocando y mirando porque alguien podría
pensar que estoy perdido en la vida (cuña de ironía patrocinada) pero, quien me
conoce sabe que me paso parte de mi vida maquinando situaciones y escenarios
porque si me paro me mareo. Siempre en movimiento, sino pierdo el equilibrio y
ya lo perdí casi hace tres años y tropecé y volví a tropezar y me volvía a caer
hasta que me puse en movimiento de nuevo.
Porque, sinceramente, tras estos
seis meses que me quedan, que van a ser los mejores de mi vida, no sé si me
quedaré aquí, volveré a mi casa para volver a volverme o para no volver y
devolverme a otro lugar. Total, mi vida ahora está empaquetada en un par de
mochilas y el trastero de mi mejor amigo y eso me permite ser flexible y ver
cómo se desarrollan los acontecimientos vitales y decidir. Porque uno no puede
planear tanto como nos dijeron que podíamos porque las cosas cambian y pasan
fuera del control de uno mucho más de lo que creemos.
Y, como casi siempre, se trata de
cruce de caminos. Sin saber muy bien como, te vas encontrando con personas y
esas personas son las que hacen que un lugar o una situación se convierta en
interesante y, esto señores y señoras, se está poniendo interesante. Me gusta
Colombia y habrá que hacer por ver cómo puedo retornar cuando toque marchar
porque ese momento llegará porque uno hace lo que puede, no lo que quiere.
Además, si no fuese por la familia
y los amigos percibo que poco tengo allá cuando comienzo a tener cosas acá y
cosas son situaciones y personas de interés que desplazan a las situaciones y
personas de interés que tenía antes allá porque cosas de tener, pocas tengo.
Que no sustituyen pero si reemplazan en el día a día y el día a día es lo que
sirve porque uno no puede controlar tanto la vida como le dicen porque yo hago
lo que puedo, no lo que quiero.
Y, de paso, como no me puedo
parar quieto ya me he sacado un par de cursos on line, colaboro en la distancia
con otra ONG inglesa, soy la única persona que juega a basket en esta ciudad,
estoy aprendiendo a bailar salsa (fin de las risas, por favor), los viajes de
12 en horas en bus no me afectan, preparo mochilas en tres minutos y las
deshago en dos, me muero de ganas porque llegue diciembre y marcharme a Boston,
planeo carnavales en Recife (Brasil) porque creo que se me cae Cádiz este año,
la semana que viene llegan tres compañeros más y aquí seguiremos.
Y luego ver venir porque si me
paro me mareo y me caigo y no me voy a caer porque luego me cuesta recoger los
pedacitos que se quedan por el suelo.
Mientras escribo escucho: Power. Kayne West