viernes, 23 de mayo de 2014

Fluyendo

Así es como pasan los días que estoy en la casa/oficina en Barrancabermeja. 

Días largos de trabajo de oficina en una ciudad no muy bonita en la que el ambiente huele a combustible y el polvo, cuando barres, es negro como el carbón. No en vano, esta ciudad sólo es conocida por tener la mayor refinería de petróleo de todo Colombia. Como atracción turística no está nada mal...

Desde el incidente de hace unas semanas nos han dejado en toriles para que se calme la cosa pero, mis compañeros y yo, estamos como locos por calzarnos las botas, ponernos el chaleco, coger la mochila y salir de acompañamiento al campo de nuevo. 

Porque preparar reuniones, hacer informes está muy bien pero aquí uno ha venido a estar con la gente, dormir en el suelo y malcomer a 35 grados que sé que puede sonar raro, pero a uno le ponen esas situaciones.

Tampoco puedo quejarme porque la semana pasada anduve por Bogotá de conciertos y esta semana nos hemos escapado un par de días a San Gil que es una zona preciosa con pueblitos de postal y de paz eterna con una naturaleza increíble, de cascadas, ríos y demás. 

Y ya se sabe que nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar que es el morir y yo, antes, seguía ríos y ahora un poco menos porque no me conviene y porque un río fluye y no se puede retener y yo soy de poco retener y que la corriente es lo que tiene, que no debes nadar contra ella porque no sirve de mucho... Y mira que me gusta, el agua.

Y aquí son las 12 de la noche y allí las 7 de la mañana por eso siempre voy con retardo.

Mientras escribo suena: Lykke Li. I follow rivers

No hay comentarios:

Publicar un comentario